La migración no es un tema moderno; desde tiempos antiguos, el hombre se ha trasladado de un lugar a otro buscando mejorar su calidad de vida.
Hace millones de años, los humanos creamos territorios y los dividimos con distintos propósitos, usualmente para delimitar el lugar en el que se establecía un grupo o comunidad y garantizar su subsistencia. La idea era marcar autoridad sobre una zona y proteger al pueblo junto con los recursos que otros grupos también querían obtener. Pero ¿qué pasaba cuando se agotaban estas sustancias vitales?
Por lo general, después de habitar en el mismo espacio por mucho tiempo, algunos de estos recursos se agotaban debido a distintos factores, siendo el cambio climático el más común. El impredecible clima en aquel tiempo podía mejorar la vida del hombre primitivo, pero al mismo tiempo tenía la posibilidad de crear un infierno.
El clima tiene el poder de cambiar casi por completo las circunstancias del ambiente, lo que provoca que algunas plantas crezcan o no. Incluso afecta a los animales, obligándolos a cambiar de entorno, ya que no soportan las condiciones del ambiente; los que se quedan están obligados a adaptarse o, en el peor de los casos, desaparecen en el intento.
Este determinante factor, al igual que el traslado de animales a otros paisajes y la pérdida de plantas y sus frutos, obligó a nuestros descendientes a migrar a diversas regiones para tener una mejor calidad de vida. El caso de seres vivos estableciéndose en diferentes sitios se ha dado durante siglos; solo ha variado el motivo.
Desde la época medieval hasta hoy, miles de personas de diversos lugares migran por problemas económicos, políticos, la falta de trabajo o incluso por miedo a que su vida corra peligro debido a la precaria seguridad en su país de origen. Sin embargo, no todo sale como lo planean. A veces, las personas viajan con expectativas muy altas, pero las experiencias en el nuevo entorno terminan siendo iguales o peores que en el lugar de procedencia.
Moverse de un lugar a otro puede generar ciertas desventajas, tanto para el país de origen como para el lugar receptor. La problemática es amplia y abarca desde aspectos sociales (separación de la familia, proliferación de la delincuencia, etc.) hasta económicos (fuga de cerebros y población en edad laboral, etc.). También está el aumento del desempleo, lo que produce una desigualdad regional; y la falta de vivienda debido al aumento drástico de la cantidad de habitantes en una región. Lo anterior se traduce en que muchas personas quedan sin techo o viven en un estado deplorable.
Por otra parte, la cara positiva de la migración es que genera una interculturalidad, lo cual permite a los individuos transferir y recibir nuevas culturas y tradiciones entre sí.
Dado los efectos negativos que puede conllevar la migración para el país receptor, existen leyes que regulan este fenómeno. En Panamá, el Decreto Ley n°3 que crea el Servicio Nacional de Migración, la Carrera Migratoria y dicta otras disposiciones, regula la entrada y la estadía de los extranjeros en el país, y establece los requisitos para adquirir la nacionalidad panameña por naturalización. Tal como establece el artículo 7, los servidores públicos del Servicio Nacional de Migración deben velar por el respeto a la dignidad y a los derechos humanos.
La existencia y creación de leyes y artículos es fundamental, pues le dan posibilidades y esperanzas a esas personas que intentan salir de su estado de decadencia para poder, finalmente, vivir con dignidad.
¿Quieres participar?
¡Inscríbete en El Torneo en Línea de Lectoescritura (TELLE) y apoya a los escritores evaluando sus crónicas!
Apoya a los jovenes
¿Sabías que puedes apoyar a los jóvenes escritores con la compra de sus libros de crónicas?